jueves, 5 de junio de 2014

Jugando a la maestra con "El mundo de Sofía" (Parte I)

¿Qué es la filosofía?

Creo que más que hay, definitivamente, “algo” que nos interesa intrínsecamente como humanos. Desde que el hombre es hombre se viene planteando y replanteando preguntas sobre su origen, su destino, su esencia, la vida, la muerte. Y a lo largo de la historia, influido por los distintos contextos históricos, ha ido dando distintas respuestas y también han surgido cada vez más nuevas y refinadas preguntas, tanto que hasta nos volvimos sobre el mismo preguntar, sobre el lenguaje, para entender hasta qué punto nos posibilita y nos limita el preguntar y el responder.

Claro que para poder plantearse y responder estas preguntas es necesario no estar ocupado en actividades básicas de la subsistencia. Es por eso que la filosofía surgió no solo en civilizaciones que podían satisfacer sus necesidades por largos períodos, sino también, en castas, o grupos sociales favorecidos en su estatus social.

Quienes se encontraban en estos grupos “dominantes” fueron quienes pudieron desarrollar, plasmar y sistematizar las filosofías que llegaron hasta nuestros días. También, hoy por hoy, los “filósofos” o “pensadores” “oficiales” (es decir aquellos que poseen títulos universitarios y “pueden” “vivir” de la filosofía) son aquellas personas que tienen sus necesidades básicas cubiertas y además cuentan con recursos que les permiten, una vez cumplida la edad para ingresar al sistema laboral capitalista, posponer dicho ingreso para dedicarse al estudio de la filosofía.

Pero… a lo largo de la historia también se ha demostrado que esclavos y hombres pobres, excluidos, mujeres y prostitutas, también han sido filósofos. También hoy en día, si conversamos con nuestros amigos, o prestamos atención y profundizamos en nuestros pensamientos, nos encontraremos, en muchos casos, con auténticos filósofos. Personas inquietas, inconformes, que no dejan de asombrarse por el hecho, tan simple en apariencia, de existir, de ser.

Y es que la filosofía no es, al menos solamente, un mero conjunto de conocimientos, de pensamientos de otros hombres. La filosofía es una actitud, un modo de vida, una pasión, un amor, algo que, como se dijo al inicio, nos constituye como seres humanos.

Es en ese sentido que, sin importar dónde vivamos o cómo, la vida filosófica no solo nos concierne a todos, sino que además es parte de todos. Variará según nuestras necesidades, nuestro entorno, nuestro esfuerzo, lo que preguntemos, la frecuencia de nuestro indagar, la profundidad de las respuestas que vayamos encontrando, pero sin lugar a dudas la filosofía es algo que nos concierne a todos.

Es por eso que desde esta materia buscaremos encontrar espacios, tiempos, momentos para apasionarnos con el indagar, para preguntar y preguntarnos cada vez más sobre aquellas cuestiones que de tan esenciales o simples que nos parecen no alcanzamos a ver su gran complejidad y misterio (y quizá por eso las volvamos “cuestiones simples o básicas”).

La materia de filosofía no sólo buscará conocer cuáles fueron las respuestas que los hombres dieron a lo largo de la historia a las preguntas filosóficas (Goethe nos dice que “el que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años se queda como un ignorante en la oscuridad y solo vive al día”) sino también ejercitar nuestro pensamiento argumentativo y crítico, para buscar nuestras propias respuestas y nuestras propias preguntas.

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