miércoles, 25 de septiembre de 2013

Siddhartha (Hesse)

"No voy a ningún sitio. Sólo estoy en el camino, peregrinando." Ésta es para mí la frase que condensa la historia que Hesse nos cuenta de Siddhartha.

Hace poco escuché que a Hesse hay que leerlo de adolescente, que después es muy difícil que te "guste".

Por suerte me gustó. Será porque de nuevo ando cerca de mi adolescencia. Será que estoy adolesciendo lo que no me permití o lo que no pude hace tiempo. O porque "todo lo que no se terminaba de sufrir o no se resolvía hasta el final, se repetía".

Siddhartha comprende que no hay tiempo. Que no fuimos, somos y seremos. Siempre somos, siempre estamos, eternamente. Y no sólo eso. Además de siempre ser, somos unidad. Somos la niña de ayer, la vieja de mañana y también somos el aire que respiramos, el agua que tomamos, nuestras palabras, pero sobre todos nuestro actos. Samsara y Nirvana son lo mismo.

Siddhartha escucha voces. Voces que le predestinan un gran futuro. Pero él murió siendo un barquero, sólo. Siddhartha escucha su esencia, y cuando no la desoye está en el camino.

Con la experiencia Siddhartha deja de buscar aquello a lo que su esencia lo empujaba. Deja de buscar y se pone a encontrar...